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Entrevistamos a Conrado Alzate


Conrado Alzate Valencia nació en Caldas en 1962. Poeta y ensayista. Miembro del movimiento Poetas del Mundo, de la Red de Escritores Latinoamericanos y de la Unión Hispanoamericana de Escritores. Ha participado en decenas de festivales y encuentros internacionales de poesía. Entre sus obras nos encontramos con los siguientes títulos: Paraísos inexistentes, Canción de Ahasverus, Sílabas humanas, Memoria de la sangre, Escrito en el viento: versos de amor y desamor y dos ediciones de Apología de los dragones.

¿Qué nos puedes contar de tu niñez, cuándo descubriste que querías ser escritor, en especial poeta?

Primero fue la lectura y luego la escritura. Los cómics tal vez fueron el atractivo que me llevó a la creación; después, guiado por la brújula luminosa de mis profesores de primaria, leí los poetas colombianos Rafael Pombo, Ricardo Nieto, Eduardo Casillo, Julio Flórez, José Asunción Silva, Guillermo Valencia, Porfirio Barba Jacob, Luis Carlos López, Carlos Castro Saavedra, entre otros. En el bachillerato conocí a Pablo Neruda, Gabriela Mistral, César Vallejo, Alejandra Pizarnik, Jorge Luis Borges, Antonio Machado, Miguel Hernández, Federico García Lorca, a quienes leí con fruición espiritual. Después llegaron otros autores como Friedrich Nietzsche, Franz Kafka, Herman Hesse, Jean Paul Sartre. Con los clásicos mejoré mis escritos. La mucha lectura me llevó a la escritura de poesía, casi sin darme cuenta. En consecuencia, los cómics, la nostalgia de mi orfandad paterna, mis profesores y muchos de los autores antes mencionados fueron los que me empujaron a escribir mis primeros, ingenuos versos.

¿A qué edad comenzaste a escribir?

Empecé a escribir a los catorce o quince años, movido más por los efluvios del corazón que por el cerebro. Mis primeros escritos fueron versos y cartas de amor, que generalmente incineraba porque mi timidez no me permitía dar a conocer. Es decir que nunca tuvieron un destinatario.

¿Qué sentiste cuando se dio a conocer tu primera obra?

Sentí un gran júbilo espiritual y una enorme vanidad. Ver mi primer hijo de celulosa y de palabras publicado, me hizo pensar que yo era un pequeño Nobel de Literatura. Pero fue la oportunidad de decir a mi familia y a quienes no creían en mí, que no estaba equivocado, que estaba recorriendo el camino correcto y que realmente esa era mi vocación; o sea, lo que yo quería hacer y ser: un poeta. Además la publicación de mi opera prima me abrió las puertas de algunos círculos literarios regionales.

Hemos visto que has publicado tus obras en medios como revistas, periódicos, suplementos literarios, páginas digitales y portales de México, Colombia y Argentina. Sabemos que difundir un libro es una ardua tarea. ¿Qué opinas del panorama literario actual?

Sí, difundir un libro no es fácil. Y más si la obra no está publicada por una editorial de prestigio o no es ganadora de un buen premio o el autor no juega en las grandes ligas. Aunque si la producción literaria es buena, con el tiempo sale a flote per se.

Por otra parte, el panorama actual de la literatura pasa por un buen momento. En el caso de Colombia, tenemos escritores notables en casi todas las disciplinas literarias. Y lo más importante es que están siendo premiados y leídos en muchas latitudes. Aunque también es cierto que existe una excelente literatura esperando editores. La indiferencia oficial, la falta de imprentas departamentales y la escasa economía de muchos escritores contribuyen a que su creación esté inédita.

Para difundir tus obras ¿te apoyas en las redes sociales e Internet?

Yo he promulgado mis libros en periódicos, revistas y un sinnúmero de auditorios culturales que me proporcionan los encuentros o festivales de poesía a los que asisto con frecuencia. Las redes sociales son alternativas. Sí la utilizo y sí sirven, pero la verdad es que lo que menos le interesa a la gente en Facebook por ejemplo, son las noticias científicas, ecológicas y literarias; la comunidad de Facebook lee más las imágenes. Cabe señalar que muchos grupos, gestores culturales y escritores desarrollan una buena labor a través de sus páginas virtuales; este es un acto cultural y pedagógico digno del aplauso.

¿Ha escrito alguna vez con seudónimo?

Algunos artículos de periódicos, revistas y algunos trabajos que he enviado a concursos los he firmado con seudónimo. Pero el nombre falso no es realmente muy importante para mí. Aunque pensándolo bien, sí debería tener un seudónimo, pues mi nombre no es el más sonoro y le sobra una letra. Si mis padres hubiesen sabido quiénes fueron Joseph Conrad o Konrad Adenauer, seguramente me hubiesen llamado Conrad o Konrad, en vez de Conrado.

Un escritor siempre desea escribir, aunque somos conscientes de que hay otras tareas en la vida que restan tiempo para hacerlo. En tu caso, ¿tienes nuevos proyectos en mente?

Yo laboré muchos años con el estado y el estado no lo deja pensar a uno; por eso se inventaron las reuniones, las capacitaciones y los informes absorbentes que nos roban todo el tiempo. Por lo tanto yo escogí ser un creador nocturno; me gusta escribir en el silencio y la soledad de la noche. Es bueno pensar, recapitular el día y crear cuando el mundo duerme. Además aprovecho el tiempo libre, mientras tenga voluntad y emoción claro está. Esto me ha permitido acendrar mi obra. Es de advertir que la literatura no es una máquina de hacer salchichón; a veces hay que parar, dejar las cosas en cocción.

Sabemos que diriges la biblioteca municipal del pueblo que te vio nacer. A través de este emplazamiento podrás ver el nivel de lectura que posee tu localidad. ¿Crees que la gente lee lo suficiente?

Yo dirigí durante muchos años la Biblioteca Municipal “Otto Morales Benítez”, de mi tierra natal; también fui Coordinador de una biblioteca en la ciudad de Manizales y los índices de lectura aquí y allá son muy bajos. No obstante a que las bibliotecas manejan muchos servicios de extensión, la gente lee poco. Las bibliotecas hoy en día le llevan el libro a la casa al lector. No hay ninguna disculpa para no leer. Deploro cuando me dicen que no leen porque el libro es muy costoso; los libros son baratos a cualquier precio, les digo, porque: “Son un vuelo, un viaje insospechado. / Son una cita con adivinos, con amigos / y maestros que nunca imaginamos”, como expreso en uno de mis textos poéticos. Los bajos niveles de lectura en mi país, creo yo, tienen que ver mucho con la educación que se recibe en la casa, en el colegio y en la misma comunidad en la que se vive.

Por último puedes comentarnos cualquier cosa que desees añadir, por nuestra parte hemos concluido con la entrevista. Gracias por concedernos su tiempo.

Sólo deseo felicitarlos por la valiosa difusión que han venido haciendo de la literatura; y mil gracias por darnos la oportunidad de hablar de nuestro oficio a través de estas entrevistas. Admiro su filantropía cultural y gentilezas.

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