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Entrevista a Rita María Gardellini


Rita María Gardellini es una escritora argentina que busca editorial que le publique sus obras. Asistencia Técnica en trabajo directivo escolar. Dirección Provincial de Innovación Organizacional Escritora rosarina, docente investigadora y directora de escuela primaria estatal. Autora de varias novelas, poemarios y relatos inéditos, es una escritora que concierta sus obras en tejidos simultáneos y perturbadores laberintos psicológicos. Sus tramas se componen de fractales, descubriendo universos complejos o simples, descolgándose en la cotidianeidad o el lirismo onírico; blanco y negro de una mente femenina, muy fértil, lúdica e introspectiva, en los cuales la buena escritura se envuelve con astucia para que el lector, simplemente, se someta. Ha publicado la novela “No dejes que muera”. (Tenerife, 2009, Ediciones de Baile del Sol y la serie de relatos 2011 "Después de comer perdices o por qué las mujeres son boludas e insisten en enamorarse" UNR Editora.

Para empezar nos gustaría saber por qué no te has lanzado a la autopublicación como otros autores.

Es un tema en el que abrevado cantidad de veces, al punto de que aparece en la novela que publicaron en España “No dejes que muera”. Al principio desconocía cómo funcionaba, creí como la mayoría, que las editoriales recibían manuscritos o incluso como vemos en el cine: tu editor te alienta, te exige: ¡qué escribas para publicarte! Debe ser así en otros países, similar a cuando te enterás del derrotero de Rowling, hasta que sabés que su padecimiento fue en realidad el la de agencia que se encargaba de enviar el manuscrito. En Argentina las editoriales no aceptan manuscritos para lectura, incluso: Borges y Cortázar debieron pagar su primera edición. ¿Agencia literaria?

Un motivo con menos preámbulos: creo que es la esperanza, la necesidad de saber que si son tan buenas mis letras como me aseguran, “si tienen la intensidad y el mérito de vencer los olvidos” entonces, valdrán que una editorial invierta en ellas. De seguro, no debe ser un argumento muy sólido, en especial, cuando leés que unamediática vende al infinito o ni siquiera conocés editoriales que te rechacen.Pero claro, uno debe ser responsable y asumir que son miles los que escriben, y que las editoriales están formadas por empresas con trabajadores que necesitan mantener familias y sueldos dignos, y no ínfulas de ignotos como la presente.

Lejos del mendigar al que debo someterme, he aunado ya decenas de estímulos de lectores y circunstancias que avalarían su publicación, todo genuino, real. La que encuentro más a menudo es que van a surgir tipo estallido, como un descubrimiento, y la que me aterra es la probabilidad de que yo no llegue a verlo, como si esa originalidad fuera una especie de castigo. No me tienta un éxito necrológico a lo Kafka…

¿Cuántas obras tienes escritas?

¿Por kilo? Fuera de mi humorada cínica… cantidad: seis novelas, una parva de relatos (tendría que contarlos, incluido una serie de cuentos infantiles), ocho poemarios, un libro de investigación – acción (dos ediciones, lo obsequio en talleres para docentes que también son sin arancel) y un ensayo (en realidad, es uno al que le voy sumando entradas, de haberse publicado cuando lo escribí, ya serían varios). Además de los artículos educativos.

Incluso la primera novela que me publicaron era la segunda que había escrito, y fue aleatorio. Coincidió el envío por adjunto–en ese momento ya había escrito tres novelas, y las rotaba, así como otros escritos- con esa editorialque aceptaba archivos, porque ése es un tema de bolsillo. Imposible el costo por correo postal, además de que su arribo a destino es incierto.

¿Qué opinas de España? ¿Crees que los escritores tienen más oportunidades aquí que en Argentina?

Te doy un ejemplo contundente: existen editoriales que publican poesía, amén de certámenes –no me refiero a los de las editoriales comerciales, sino en especial a los de las comunas, fundaciones-, agencias literarias y editoriales. Lo cual es fundamental, porque si no es España la que defiende y sostiene nuestro bellísimo castellano, no creo que lleguen subsidios sajones.

Sé que igualmente la crisis del libro los ha afectado, leo el cierre de librerías y editoriales aunque resultaría en una situación que ocurre en todo el mundo; en Rosario hemos perdido varias de nuestras librerías más emblemáticas.

Nos gustaría que nos hablarás un poco de tu libro más preciado.

¿De qué trata No dejes que muera? ¿Cuánto tiempo empleaste para acabarlo?

Como lectora, leo una historia de amor, igual que considero a Drácula. La historia de amor de un asesino serial, o mejor expresado: lo que él considera su historia de amor, y como se enamora de una escritora, la complejidad de la trama no es lineal. Te comento mejor, lo que otros me han señalado, porque lo cierto es que mi opinión sólo interesaría como lectora, y en este caso, la subjetividad prima. Según mi amiga Diana, van a encontrar mi mente: un laberinto complejo que funciona vertiginoso y pasional –con marcado erotismo-; difícil e inteligente,también me dijeron que por momentos es desconcertante porque no permite asirla, es decir, cada vez que te acostumbrás a una forma de relato, cambia. Y allí está buena parte de su valía. Es una novela valiosa e imprevisible. Para ser más precisa, me obsequio esta reseña de un Crítico literario gallego, por él me enteré que la novela se estaba vendiendo también por amazon.

No sabría decirte el tiempo que me llevó, no lo recuerdo.Imposible de responder, primero porque siempre escribo varias obras a la vez, y segundo porque las fechas en mí, al escribir: no existen. Cuando comencé “Después de comer perdices…” estaba escribiendo las novelas: "Permiso a la muerte", "El día inicia de noche" y "Mujer fuerte: Josefa, la gallega de Vilalba"; sin embargo, "Después de comer perdices…" fue finalizada antes, y dos de las que te mencioné aún no están escritas, señalo "escritas" y no "terminadas" porque es cuestión de sentarme y escribirlas, ya sé las historias. Salvo una de ellas que está basada en la vida de mi abuela y es real; lo mío es fabular, me gusta inventar todo y así poder controlarlo; y lo que adoro es que me pregunten si me ocurrió. Eso me señala que estoy realizando un buen trabajo, si el otro lo piensa real cuando es sólo ficción.

¿Qué te llevó a escribir Después de comer perdices o por qué las mujeres son boludas e insisten en enamorarse?

Inicié con Cenisiente, y las otras siguieron. ¿Qué me llevó? ¿Mi humor, mi cinismo, este solitario XXI? Podría señalarte el momento: cuando presenté mi novela en Tenerife, conocí al excelente escritor Juan Ignacio Royo, luego proseguimos el diálogo en los correos electrónicos. En ellos, Juan planteaba por qué no utilizaba ese humor ácido que leía en mis correos, en un escrito y así, de ese modo, facilitaría la lectura.A eso, se sumó que Juan Ignacio se encontraba pasando "frenazos en seco de creatividad" para escribir, entonces le propuse que yo iniciaría un relato con la "mirada" de ella y luego él realizaría la "mirada de él". Le encantó la mordacidad de Cenisiente, pero cuando comencé a enviarle los otros, Juan no siguió porque se perdía en lo que él consideraba una anarquía de personajes e historias, y no sabía cómo continuar. Por el contrario: para mí era simple porque la visión de "ella" ya planteaba la trama, así que seguí sola. Juan hubiera preferido continuar en una novela, pero yo veía a la Cenicienta como un ícono a destronar, un ícono burlón de tanto peso de siglos y príncipes que ya "Ceni ni siente". Y como no tengo inconvenientes en que resulte hombre, mujer, gato o puerta, es sólo escribir en la voz del personaje que se necesite, realizar los "él" fue escribirlos.

Aunque, Cenisiente acusa un humor directo, las otras son diferentes. Seré más puntual, el comentario de Patrick Ericson, otro escritor español excelente: "Después de comer perdices…" me ha gustado, como ya te dije, quizá por su originalidad, su fuerza o ese modo bifrontal de ver la vida, como una de esas miradas cúbicas de Picasso. Las tuyas son unas historias crudas, íntimas, y sobre todo cargadas de erotismo".

No es la primera vez que trato el tema, pero creo que nunca había sido tan feroz, incluso el asesino serial o el protagonista que encarna al propio mal en mis otras novelas, se redimían en cierta forma porque se enamoraban. En las perdices -y me encanta llamarlas así porque no surgió de mí, sino de los lectores- los amores son cobardes, tibios, personajes masculinos que no sostienen más de unas páginas. Estamos en momentos de "acomodo", pero mientras, nos estamos destrozando y no tiene sentido porque en una época en que hemos alcanzado la posibilidad de ser felices de manera completa, parece que esa felicidad resulta en soledad. Yo escribí una vez: "el siglo XX fue de la locura; el XXI de la soledad, todos estamos al lado de nadie" y está reflejando ser cada vez más profético.

Al respecto me han planteado varios hombres: "Y, nosotros,¿qué?" Y no quita que en un fututo aparezca la historia de ellos explicando porque son "boludos" y se enamoran. Sin embargo, de todos, el más ponderable fue quien me planteó que tiene hijas mujeres y lo asusta esta época, hemos dejado de ser minoría en muchos aspectos pero en lo que atañe al amor, la evolución acompaña lento.

Quiero agregar que me ocurre algo muy curioso con este libro, y es cómo me desorientan los lectores, casi valdría un estudio del comportamiento. Por ejemplo, yo asumo que a una amiga de años, la conozco y por su manera de ser, su sensibilidad o lo que me confiere su trato, va a preferir determinado relato, y no, en todas las veces, me equivoqué, mencionan otro. Ni siquiera en la generalización de asumir que a los hombres van a resultarles más atrapantes los que plantean situaciones eróticas potentes. Sin dudas, es para analizar y disfrutar el advertir como el lector hace suyo el texto más allá de toda posibilidad o prejuicio.

Cada escritor es un mundo en todos los sentidos y suelen tener sus particularidades a la hora de escribir. En tu caso existe alguna manía que tengas como escritora, por ejemplo, escribir a una hora o lugar concreto, al lado de un objeto determinado.

No tengo hábitos, me siento y escribo; poseías a mano, y la narrativa en la notbook porque necesito rapidez, y si no tengo en ese momento tiempo, anoto la idea para no olvidarla. Lo ideal es estar sola y que nadie me interrumpa, pero a veces se logra y otras no. No dispongo de casa en la playa ni de tiempos herméticos de soledad, ni de ninguna de las bellas arquitecturas que uno contempla que poseen los escritores en las películas. Soy simplemente una persona con muchas actividades en su vida diaria como profesional, además de madre, esposa e hija; por lo cual todo se debe a un gran exceso de imaginación, he tenido siempre historias y diálogos en mi cabeza como quien tiene la habilidad para encestar.

Disfruto escribiendo porque es la sensación de pensar que alguien pueda sentir con mis letras, lo que yo siento al leer esos libros que me han enamorado y me enamoran; es la idea de compartir mis juguetes con otros, esos juguetes a los que los niños pequeños le otorgan diálogos al jugar, los míos han crecido y madurado y están listos para ser prestados. Es embriagante escuchar comentarios de un personaje que uno inventó.

¿Alguna vez te has enfrentado al problema de la llamada hoja en blanco?

No. Mi mente siempre está activada con historias, es así desde que recuerdo. No encuentro dificultades al escribir, creo que una de las cosas que demoré en descubrir es que no todas las personas tenían sus mentes repletas de historias; llevarlas o no a un escrito es independiente.

¿Te gustaría convertir tu pasión por escribir en tu medio de vida? ¿Lo crees posible?

Claro, por supuesto, me encantaría. Siempre va a ser más posible que lograrlo jugando al fútbol, si bien soy rosarina como Messi…

¿Cómo piensas promocionarte para que te conozcan?

Supongo que realizar obras literarias no es útil, así que si asumiendo un rasgo de practicidad: el cine. La mayoría de los escritores que más rápido alcanzaron el éxito fue por el cine, y mis letras son para cine. Que el lector se encuentre al borde del aliento de continuo, que se involucre al punto de seguir en la historia cuando dejó de leer.

También, estoy en las redes, y lo tomo como un trabajo de difusión; después de varios años de recomendaciones, inicié un blog. Casi está por cumplir su primera vuelta al sol, y va por las veintidós mil visitas, asumiendo que es sólo de lectura, parece que le va bien.

(Aclaro que no es de poesía, intentando prevenir la huida.)

¿Qué recomendaciones le darías a un escritor que empieza a escribir?

No sé si puedo serle útil, yo he demorado y demoro tanto que de seguro, sería el anti ejemplo.

Puedo expresar lo que aprendí y aprendo: comprender que publicar es sólo el inicio, al menos para escritores que no ingresan en el aparato publicitario de las grandes editoriales y si lo lograron también, porque la editorial va a invertir en publicidad si la obra resulta en ventas. Uno, inocente y totalmente ignorante asume que al publicarla y realizar una presentación exitosa que alcance librerías como La casa del libro, lo ha logrado, y no, es precisamente cuando no se la debe dejar sola; que fue mi error con la obra en España. Por eso con "Las perdices…" he obedecido a mi hijo Nicolás que se encarga de todo lo virtual-como nativo digital que es- y me he agiornado. Le he creado su espacio en Internet a pesar de ser apenas una extranjera digital. En realidad, torturo a mis tres hijos, también a Bianca y a Hilén, que me han creado vídeos y diseños de publicidad.

Tiene cierto dejo dramático pensar que he sido administradora de dos redes educativas, y durante años también, dos páginas: una para la escuela y otra para un congreso internacional que organicé; y que demorara tanto en llevar la difusión de mis letras al espacio mediático / virtual. Y demoro, aparecí en el programa de Televisión Plan A -me invitó Feni Rubio-, sin dudas el más popular en mi ciudad; su conductor Gustavo Rezzoaglio tuvo gestos más que desprendidos al promocionar mi libro, y yo le había avisado únicamente a mi mamá; si no fuera por mi hija Hilén que lo grabó del teléfono, no tendría nada. Cuando comenzaron a llegarme los mensajes de felicitación o me sigo encontrando con alguien que me vio, reitero nuevamente lo necia que fui al no avisar; y no puedo justificarlo en timidez porque ni pizca.

Sería entonces: publicación, publicidad y el tercero y muy álgido: la distribución. Si la obra no se vende enseguida, va a ser regresada a la editorial; eso sí llegó a la librería porque hay librerías que no invierten espacio y vendedores, menos en momentos de tanta incertidumbre.

¿Qué es lo más difícil que tiene ser escritor?

Leyendo la respuesta anterior, es curioso, parezco mercader fenicio más que escritor. Pero es lo que a mí me ha resultado difícil: el aspecto comercial del tema.

¿Cuáles son tus referentes literarios?

Los que leí de nena continúan resultando los mejores, tal vez porque debía esperar que me los compraran o mi asombro era más nuevo. Son cantidad, desde Papaíto PiernasLargas a Huckleberry Finn o Mi planta de naranja lima y Jane Eyre, Corazón… Cuando iniciaba con un autor quería leer todos los que escribió, de L. M. Alcott leí hasta “Una chica a la antigua”. Lugones, Poe, Dickens, Verne, Salgari, Sawyer –el primer seudónimo que utilicé en el secundario, recién de adulto advertí que era el apellido del escritor- son los que primero vienen a mi memoria porque de ellos leí la mayoría que escribieron y se me fijó el nombre del escritor, en esa época no me fijaba mucho en los autores. Ni podría decir cuándo capté que eran varias las Brontë; lo cierto es que mi memoria es casi un desaparecido sin acción, recién te mencioné a Papaíto Piernas Largas pero ni pagando recuerdo quién la escribió. ¨Violeta”, ¿quién escribió esa novela? Era desopilante, estaría nombrándote y nombrándote títulos, todos arbitrarios, encadenados uno al otro sin idea del por qué.

De nena, una sola novela no me gustó, la leí estoicamente hasta el final porque si no, no me compraban El conde de Montecristo, no menciono cuál es porque puede resultar la preferida de alguien y quién soy para denostar amores literarios. Recuerdo que la librera se la recomendó a mi mamá porque era perfecta para una nena de mi edad; a mí me empantanó la melosidad recalcitrante y predecible de la protagonista.

Te puedo señalar dos de mis novelas preferidas como adulto: 1984 de Orwell porque esa historia de amor me resulta absolutamente desgarradora hasta perturbar y Casa sin amo de Böll, perfecta en todos los sentidos que vale mencionar.

Si te diré que me molesta sobremanera cuando en vez de estar en la historia, me quedo viendo al escritor, como si pudiera descubrir cuándo es él; de más precisar que si debo detenerme en la ortografía, en la gramática o los tropezones en la cadencia… aparece de inmediato mi espíritu corrector, y salvo que esté obligada, no pierdo el tiempo.

Si al escribir tuvieras la oportunidad de cambiar el mundo, ¿qué cambiarías?

Lo básico, ser feliz. No tiene que ser algo tan complicado. La humanidad ha logrado más que suficiente para que todos seamos felices, es de estúpidos tanta codicia y envidia.

Por nuestra parte eso ha sido todo, pero te invitamos a comentar lo que desees para finalizar la entrevista.

Un hecho que aprecio mucho, la novela “No dejes que muera” se encuentra en bibliotecas, he recibido inclusive el catálogo donde aparecía. Muchas gracias por la paciencia de lectura, a ustedes, y a los que llegaron hasta el final. Aunque con honestidad te diría que preferiría que el tiempo se dedicara a leer mis escritos. Yo no soy interesante.

Todos los que componemos el proyecto “Adopta un Escritor” agradecemos tu colaboración.

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